jueves, 29 de noviembre de 2007

Los recuerdos y las rocas

Este parrafo fue de los últimos que escribí de este post, les advierto que esta bien gay y hasta parece tarjeta de Samborns en algunas partes pero bueno.

Estuve cada fin de semana del mes en un lugar diferente, estuve del 25 al 29 de octubre en tuxpan, del 1-4 en chiconcuac y Tequesquitengo, del 8 al 11 en el Morro de la Mancha (Veracruz) y del 21 al 27 en Chamela, Jalisco. Todo este viajar me cansó un poco, apesar de ser incallable cuando viajo paso ratos largos en silencio pensando.

Viajar tiene varias fases, en especial cuando salgo a trabajar, pero una de las que mas me gusta es oir el aire entrar por los vidrios casi cerrados del camión mientras veo el paisaje huir en dirección contraria, esta es la parte en la que mas pienso; y pienso muchas cosas, algunas sobre el presente pero en general acabo con lagrimas en los ojos recordando gente o momentos.

En mi último viaje estuve 18 horas en un asiento apretado, me empezaba a quedar dormido y de pronto vino a mi un recuerdo, una situación en la que me sentí muy mal. Fue curiosamente en otro viaje, iba acompañado por mis amigos más queridos, de pronto voltié a la izquierda y vi en el reflejo de mi vidrio la parte de atras de Elizabeth, desnuda; Había entrado al baño y su cuerpo por la magia de la óptica se reflejaba en mi ventana. Me sentí mal en ese momento, me deprimí varios días y nunca supe bien porque.

Lo que mejor recuerdo de ese viaje es el pollo en el tortillero y el asiento que compartía con Antonio y ese tipo de recuerdos son los que me hacen sentir una gran humedad invadiendo mis tripas, y millones de insectos caminando, buscando algo de comer o tal vez un tunel a travez del cual puedan viajar por el tiempo. Siempre que tengo estos recuerdos me queda una sensacion de equivocado, como sí a lo largo de la vida se me hubieran escapado todos los detalles posibles y me quedara solo el recuerdo en bruto, como una roca rasposa que nunca ha sido labrada por ninguna fuerza en la cual hay que buscar entre las grietas y los huecos para encontrar algo valioso que se ha perdido.

Sin embargo, a lo largo de la vida he aprendido a apreciar la belleza de las rocas en bruto y a dejar de buscar en las grietas y mejor pensar en lo complicado que es crear un roca, en especial cuando uno es tan solo un niño que amontona granitos de arena para fingir que tiene una gran columna estratigráfica.

Otras veces cuando viajo, para evitar mis refelxiones prefiero pensar en mujeres.

2 comentarios:

Forrester dijo...

Pero pensar a mujeres fue lo que te llevó a las memorias.
Muy especial. La compraría en Samborns.

5inister dijo...

Gracias,solo que no creo que samborns me lo comprara a mi